Recuerdo como si fuera hoy, el verano más largo de mi vida, la vez que el sol más brilló para nosotros, y apenas sabíamos de su fuego en el calor del alba fresca. Queríamos alzarnos por encima de cualquier cima para ver el mundo, asirlo y guardarlo en nuestros corazones, cual si fuera una majestuosa catedral dentro de una valija. Así pasábamos nuestros días y noches en el verano más largo, los días más largos en los que crecíamos cual flores esperando creer sin más en algo que no nos haga olvidar quienes éramos, cuando el reloj dé la hora final de nuestros días.
Ese fue, es, será así, siempre y para siempre, el verano más largo de mi vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario